sábado, 18 de febrero de 2012

CONVOCATORIA CABEZA DE GATO Nº 5

IMPORTANTE: EL PLAZO PARA RECIBIR EL MATERIAL SE EXTIENDE HASTA EL 31 DE MARZO DE 2012. 

Desde hoy y hasta el 11 de marzo a las 12m queda oficialmente abierta la convocatoria para el 5º número de Cabeza de Gato. Al mejor estilo Holstee, les dejamos el manifiesto con las bases. Quedamos a la espera de sus artículos, columnas de opinión, reseñas, entrevistas, crónicas, fotografías, ilustraciones etc. Hagamos de nuestro próximo impreso, un ejemplar de colección.

Cabeza de Gato Especial Cartagena Cruz y Ficción



domingo, 12 de febrero de 2012

Los papás del futuro


Por: Juan de Dios Sánchez Jurado

En el futuro, la gente irá al cine a ver mucho más que cine. La presentación de los Chemical Brothers durante el Fuji Rock Festival de Japón será capturada en filme, titulada Don´t think y proyectada de manera simultánea en 20 países. Los asistentes serán, en su mayoría, personas entre 25 y 35 años, jóvenes adultos criados por Mtv, sus videos, animaciones, publicidades y video jockeys que fomentaban esa forma premeditada de ser espontáneos. Suena a ciencia ficción pero no lo es, suena a predicción de un futuro lejano, pero ocurrió el pasado 3 de febrero, cuando al filo de la media noche, 500 salas de cine del mundo encendieron sus proyectores para teñir la pantalla grande con la química eléctrica de uno de los duetos de música alternativa más importantes de los últimos 20 años.
Y qué evento para contar una generación. ¿Lo pueden creer? ¿Un concierto de música electrónica en una sala de cine?; tan impersonal como cualquier retransmisión a través de una pantalla y, sin embargo, una de las experiencias sensitivas más alucinantes de los últimos tiempos. Una cachetada cinematográfica con la fuerza suficiente para decirte: Hey, despierta, bienvenido al futuro. Los Chemical Brothers, en una osadía visual, sonora y llena de poderosos beats, se declaran a sí mismos padrinos de la era que se avecina; nosotros, los asistentes, sus androides ahijados habilitados para la fe, respondiendo de pie, aplaudiendo, brincando y bailando (¡en una sala de cine!), cada vez que pinchaban el coro “I need you to belive”. No podría ser más precisa esta predica, porque en el hoy que nos corresponde, si algo necesitamos es eso, creer, ser conscientes de que eso que llamábamos futuro y que lucía tan lejano, empezó aquí y ahora. Apreciar la fortuna que tenemos de ser testigos de la era que comienza, porque 2012 no marcará el fin del mundo, sino el final del mundo como lo conocemos. Por eso insisto, Don´t think, qué gran evento para contar una generación, para decir, por ejemplo, que éramos una tribu dotada de pantallas, nuestro sexto sentido para percibir el mundo; en especial, esa noche, la del cine y las mínimo dos que cada asistente cargaba consigo, cámara digital y celular; para decir, también, que éramos una tribu cuya mejor forma de documentar un instante histórico fue el registro gráfico, con la posibilidad de hacerlo global a través de Twitter y demás redes sociales, tal como nos lo permitía la conexión a Internet que nos acompañaba donde quiera que íbamos. Una apoteosis mediática con la que fabricamos (¿recuperamos?) el sentido de comunidad al que nos arrojó la era virtual, casi sin darnos cuenta.
Estamos hoy más conectados que nunca. Esa angustia de soledad que tanto nos caracterizó durante las últimas dos décadas del siglo XX y la primera del XXI se ha esfumado. La época en la que dejamos las grandes decisiones a cargo de los pocos en el poder ha quedado atrás. La indiferencia y el narcisismo que tan aletargados nos mantuvo hasta hace unos años, tan comentado por Lipovetsky, parece ya historia patria.
O acaso cómo es posible que en Egipto, un grupo de jóvenes se convoque a través de Twitter para agruparse en el Cairo, en plena Plaza Tahrir, para manifestar lo hartos que estaban de la dictadura y lo dispuestos que estaban a no moverse de allí hasta derrocarla. Cómo es posible que un grupo de jóvenes convocados a través de una página de Internet, cuyo enlace se compartiera de manera viral a través de todas las redes sociales, lleven más de 4 meses ocupando Wall Street, declarando lo hartos que están del despiadado sistema capitalista que nos rige, manteniendo allí su presencia diaria y contándole al mundo, vía mensajes de textos publicados, de nuevo en Twitter, o con videos posteados en Youtube, lo dispuestos que están a no moverse de allí hasta que un cambio suceda.
La infancia de la era virtual ha llegado a su fin para decirnos, hey, no estás solo. Y si tu intención es compartir una idea, conéctate. Involúcrate en el diálogo real/virtual que se ha planteado, que no dará marcha atrás y que incluso ha contagiado a Colombia, permitiéndole a los jóvenes universitarios de este subdesarrollado país convocarse vía Internet, salir a la calle, unirse en manifestaciones llenas de creatividad, inteligencia, ganas de cambiar el mundo y proteger el sistema educativo, logrando echar para atrás una nefasta reforma como la pretendida Ley 30. Si eso no es estar conectados, si eso no es sentido de comunidad, entonces qué lo es.
Reitero, ¿no es acaso Don´t think, dirigida por Adam Smith, la excusa perfecta para contar una generación?, para decir que éramos un montón de gente capaz de estar simultáneamente en todas partes; porque quienes estábamos, por ejemplo, en la sala de cine del Centro Comercial Andino en Bogotá, visitamos también las de Medellín, Cali y, por ahí derecho, las de los otros 19 países que hicimos de esta proyección una rumba. Para afirmar que fuimos los primeros en enterarnos del mundo, así como nos enteramos de este evento, a través de Internet; pioneros en desechar la televisión, sus engaños, sus manipulaciones y sus invisibilizaciones; no me malinterpreten, pero la gente que aún se entera del mundo a través de la televisión es una de tres: muy poco educada, muy vieja o con muy pocos recursos. Porque el mundo de hoy sucede en la realidad y se publica de inmediato en Internet, el futuro se gestiona a través de ese maravilloso invento que nos patrocina la posibilidad de estar comunicados las 24 horas y de experimentar en tiempo real lo que sea que ocurra en cualquier rincón del planeta. Sin las traducciones y ediciones malintencionadas de la TV y, en cambio, con el poder liberador y comunicador del que jóvenes entre 25 y 35 años estamos sacando el mayor provecho para no sólo estar al tanto del diario acontecer, sino, incluso, intervenirlo, modificarlo, proponerlo.
Don´t think, se los digo, el acontecimiento musical perfecto para contar una generación, para decir, por ejemplo, que veníamos de ser una humanidad en caída libre hacia el vacío y que finalmente, gracias a Internet, gracias al poder de la comunicación libre, nos encontramos, tal como esa noche nos encontramos los asistentes a 500 salas de cine en 20 países. Para decirle a las generaciones venideras que fuimos nosotros quienes inventamos eso usar el dedo para hacer de cada click virtual un manifiesto (me gusta, no me gusta, apoyo, estoy en contra, denuncio, propongo) y luego oprimir los botones rojos de la realidad para declararla en estado de emergencia (“world the time has come to push the button”). Para decir que fue por estos días que empezamos a reinventar lo instituido y darle un nuevos significados; el amor, la política, el sentido de comunidad, lo público, lo privado, cada aspecto de nuestra la vida, la sociedad, incluso el cine, al que, por ejemplo, esa noche del 3 de febrero, fuimos a ver algo más que cine.
Vale decir que un concierto en pantalla gigante le saca ventaja a uno en el Parque Simón Bolívar o cualquiera de esos espacios no aptos para conciertos en los que se hacen los conciertos en este país, sabiendo que teníamos mejor ubicación, mejor sonido y mejor precio. Don´t think, definitivamente, la reinvención del cine en un mundo en total reinvención. De allí que nuestra responsabilidad como habitantes del planeta sea estar al tanto e intervenir, para que así la confección del presente que se avecina sea el resultado de un convenio firmado por toda la humanidad, favorable a todos, incluido el medio ambiente. Ya tumbamos dictaduras, cuestionamos el régimen económico, salvaguardamos la educación, apenas empezamos la lucha por proteger la libertad en Internet. Está claro, somos parte de un movimiento que años después será considerado legendario, somos, diría yo, los papás del futuro. Así que ahí se las dejo, la decisión es de cada uno, quedarse por fuera o conectarse.

Ilustraciones: Cabeza de Gato