Un fósforo que ilumina otra vez la recámara donde la escritura no es sólo distracción o expresión personal, sino gestación del hombre con cielo en la mirada.
De los dientes para fuera, de los ojos para dentro la imagen lo es todo. presencias reales e irreales y la vista cuadrada de tanto creer. Ante la ausencia de sustancia, sólo queda el festín de formas. Apetito sustituto, patético voraz.
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