lunes, 31 de diciembre de 2012

Conciertos coleccionables





Siempre he pensado que los coleccionistas son gente un poco maniática. Ese gusto minucioso por el atesoramiento en serie de un mismo objeto. Sin embargo, reconozco que admiro su deseo (¿obsesión?) por registrar y conocer todas las especies de un mismo patrón, sean llaves, estampillas, monedas o muñecos de Pokemon. Encuentro en ello una manera ingenua y valiente de registrar una parte del mundo, un pedacito, que es al fin y al cabo a lo máximo que podemos aspirar, y que no es poca cosa. 

En mi caso, nunca me ha tentado la necesidad de compilar  todas las versiones posibles de un objeto especifico, dentro de mis pertenencias, lo más parecido a una colección serían los discos compactos y los libros, no obstante, por lo variado de los géneros musicales y autores, no creo que constituyan una colección, como lo sería tener, no sé, más de 500 acetatos de salsa, o una biblioteca dedicada exclusivamente a la poesía del Caribe Colombiano,  por ejemplo.

Entonces recuerdo que a los 8 años me colé a un concierto del Joe Arroyo. No cumplía la edad mínima de ingreso, así que mi padre se las ingenió para que un amigo suyo, encargado de la seguridad, me dejara entrar por la parte de atrás. Le agradezco. No alcanzo a imaginar lo frustrante que habría sido perderme del primer concierto de mi vida. El primero de una seguidilla innumerable de experiencias de música en vivo de gran formato, que cada año agrega una buena cantidad a mi archivo personal.

Saben qué, pensándolo bien y a juzgar por algunas rarezas, los conciertos a los que he tenido la fortuna de asistir constituyen una colección. De experiencias y de vida, calro, la mejor de las colecciones. 

Y es que yo he visto a Celia Cruz y a Bob Geldof, a Red Hot Chilli Peppers y a Diomedez Díaz, a Etelvina Maldonado y a Fito Páez, a Carlos Vives y Andrés Calamaro, al Sayayín y a Aterciopelados, a Petrona Martínez y a Smashing Pumpkings, sólo por nombrar algunos de un extenso etcétera que ya completa 20 años de toques en vivo. Experiencias que he podido atestiguar incluso en varias ciudades, Cartagena, Barranquilla, Bogotá, Medellín y Buenos Aires. Lo cual, y como decía el Chavo del 8, sin querer queriendo, significan una respetable biblioteca de la que hoy puedo humildemente alardear.  

Algo de maniático debo tener, advirtiendo lo errático que al parecer resulta mi gusto musical y por las veces que he viajado a otra ciudad sólo por agregar un concierto más a la lista. ¿Pero no son acaso viajar y asistir a conciertos dos de las pocas cosas decentes que se pueden hacer por estos días? Y yo me lo tomo en serio, tal como debe asumirse la tarea de registrar un pedacito del mundo, para probar que uno estuvo aquí y que se lo gozó.

Comparto entonces mi inventario de conciertos del 2012, apenas para celebrar con grandes adiciones como Foo Fighters, Chemical Brothers o Madonna, 20 años desde que fui aquel niño colado en una presentación en vivo del Joe, ese grande de la música.     

Quilmes Rock Festival (MGMT, Band oh horses, Foo Figthers)
Bjork
Héctor Buitrago (Conector)
Rock al Parque (Conector, Camila Moreno, Vicente Gayo, 1.280 Almas, Charly García)
Esteman (presentando a Monsieur Periné y Andrea Echeverri)
Natalia Lafourcade
Julieta Venegas
Carla Morrison
Zoé
Chemical Brothers
Festival Planeta Terra: Garbage, Miike Snow, The Drums, Evanescense)
Super Litio
Andrea Echeverri Arias
Madonna
    
¡Y que en 2013 sean más, muchos más!

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