jueves, 4 de abril de 2013

Un paso hacia la vida

Por: Juan de Dios Sánchez Jurado

 “En vez de minas, mininas”
Aterciopelados-Ataque de risa

      Yo no quiero tener miedo de salir a caminar. No quiero tener que fijarme todo el tiempo por donde camino. No quiero andar con la zozobra de no saber si el siguiente paso que dé me hará volar por los aires, en pedazos. Yo no quiero tenerle miedo a los pasos que doy. Yo quiero aprender de mis pasos, llegar sano y salvo a los lugares a los que me dirijo. Lamentablemente, en el país en el que vivo, el derecho a caminar tranquilamente, el derecho a confiar en mis pasos, no es posible. En el país en el que vivo reina el miedo a caminar. En el país en el que vivo la gente sale a la calle entera y vuelve a casa mutilada. Como les pasó a 512 personas que en el año 2010 dieron un nefasto paso en el que perdieron una pierna, un brazo, los genitales. Todo porque vivimos en un país en el que no todos estamos a favor de las personas. Un territorio en el que aparte de flores y café, también se siembran minas antipersona. Minas quiebra-vida.

     Según se reporta en www.revistagobierno.com, desde 1990 hasta febrero de 2011, 9.133 personas han sido víctimas de este flagelo, de las cuales 870 son menores de edad, 3.408 civiles y 5.725 militares; en lo que va corrido del año, 71 personas han perdido la mitad de sus pasos. Acaso la mitad de sus vida. Una situación que me asusta, que me da rabia y me hace sentir diminuto ante tanta fatalidad.

     Vinimos a este mundo a dar un paseo, a disfrutar de un fin de semana largo. Somos, de esta nave, pasajeros. Afirmar la planta de nuestros pies en la tierra que nos vio nacer, sin miedo a la muerte, es el mínimo de justicia que por simple humanidad nos corresponde. Hoy 4 de abril se conmemora el  día internacional contra las minas antipersona. Nosotros, Colombia, después de Afganistán, somos el país con mayor número de nuevas víctimas en el mundo. Otra tragedia en la que, vergonzosa y dolorosamente ocupamos los primeros lugares. ¡No más minas! ¡No más minas, carajo! Vale la pena repetirlo hoy y todos los días. Yo no sé lo que es vivir en un país en paz. No lo saben mis padres y no lo supieron mis abuelos.  No merecemos acaso besar la tierra que pisamos. La tierra es para hacerla germinar no para sembrar la muerte. La tierra es para compartirla no para obligar a una persona a andar con un solo zapato. Cuándo vamos a entenderlo.

     En nombre de todas las víctimas, hoy me remango el pantalón, y cuando digo víctimas me refiero sobre todo a las 9.133 personas que registran las estadísticas, pero también a todos los colombianos, consciente de que las campanas doblan por todos y que el dolor de una víctima es el dolor de una Nación.  Me remango para que quienes me vean cuenten con un símbolo que les recuerde esta tragedia y que sea entonces también el rechazo a este flagelo, así como el dolor, una labor activa de todos, un ¡No más minas antipersona! en la boca de cada colombiano, para que en un pronto mañana andemos la tierra como es debido, paso a paso, con tranquilidad, sin miedo, entendiendo y promoviendo la vida al caminar.

 

 

 

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